Hace muchos años conocí la historia de tres amigos animalitos del bosque, que estaban comenzando la adolescencia y querían probar cosas más fuertes, estaban siendo seducidos por las pasiones juveniles; era un elefante, una iguana y un sapo. Se citaron en lo más espeso del bosque y hablaban bajito para que no les escucharan; el elefante dijo, yo como soy elefante creo que podré chupar pegante, inmediatamente la iguana dijo, y yo como soy iguana, creo que fumaré marihuana, acto seguido el sapo dijo en voz alta, ¡y yo como soy sapo, TE acusaré a ti y a ti, con TU mamá!
Cuantas veces en nuestra vida, nos ha aparecido un sapito de esos, que nos ha acusado con nuestros padres, con nuestros profesores, con nuestros líderes y pastores, y te ha salvado de cometer errores, te ha salvado de poner tu vida en riesgo, incluso sin saberlo de la muerte, te ha salvado de fallarle a personas que te aman y te han depositado toda su confianza.
Ese acto que en su momento te produjo tanta rabia, es el mayor acto de amor y valentía que alguien ha hecho por ti. Cuando avisó esa relación que tenías escondida y no te convenía, cuando avisó que te ibas a escapar para esa fiesta, para esa salida con tu novio o con tu novia, cuando avisó lo uno o lo otro, y tu pensaste que era un SAPO y que ya no confiarías en ella, era Dios detrás de bambalinas evitándote un problema grande y cuidándote; eso se llama la Providencia de Dios; por eso te invito a que en este momento hagas memoria y agradezcas ese instrumento de Dios que abrió la boca para salvarte, y repitas conmigo. “SAPO BENDITO”
Bendito amigo(a), Bendita vecina o vecino que creíamos lo más chismoso y sapo, Bendito hermano de la congregación, Bendito…Bendito… Bendito…BENDITO DIOS, que estas detrás de todo eso.
Judas 24. “24 Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría.
2 Timoteo 4:18 “18 Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Dios nos va a cuidar y proteger siempre, porque él nos lo prometió, que no dejaría que nuestros pies resbalaran y cayéramos (Salmo 121), sus métodos son infinitos, se vale de muchas maneras y formas para hacerlo; todas ellas eficaces, te invito a que no se te olvide que muchas veces ha utilizado y seguirá utilizando, SAPOS BENDITOS.
A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Ps. Luis Daniel Fernández Rivera.