Por muchos años había pensado que la película de Mel Gibson la pasión de Cristo, era exagerada en la manera como mostraba el castigo a nuestro Señor, me parecía antes un poco morbosa en el dolor y la sangre que se derramaba; pero cuando por las Escrituras entendí lo que verdaderamente pasó, pienso que antes se quedó corto, tendríamos que buscar un molino donde meter toda la carne de nuestro Señor y molerla, y de esa manera mostrar el castigo. Isaías 53: 4-5 dice: 4Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Literalmente fue molido; pero ¿quién propició esto y por qué?. Es innegable que este fue un plan del Padre Dios. Isaías 53:10 “Jehová quiso quebrantarlo y hacer que padeciera…”, aunque nos cueste creerlo, fue planeado por el Padre; pero ¿por qué?. Vayamos a Romanos 8: 3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne,Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,condenó al pecado en la carne.”.
Nadie podía cumplir la ley de Moisés, por nuestra carne débil al pecado, entonces Dios envía a Jesús en forma de carne (también débil al pecado), por causa del pecado, para vencer al pecado (Jesús no Pecó). Dios condenó al pecado en la carne, por lo cual Dios mostrando el aborrecimiento del pecado que está en la carne, convierte a Jesús en CARNE MOLIDA (molido por nuestros pecados). Cada latigazo que le desgarraba la piel, cada espina clavada en su frente, cada clavo que le perforaba, mostraba el desprecio del Padre por el pecado, porque Jesús se llevó nuestros pecados en su cuerpo (su carne), por eso El Padre muele la carne de su Hijo. Si eso hizo con Jesús, horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo.
Reflexionemos en lo que significa el pecado para Dios y en el precio que se ha pagado por él… …… Por algo lo Llaman el Salvador.
Ps. Luis Daniel Fernández Rivera.