A finales de los años 70 comienzo de los 80, se mudó por mi barrio un reconocido beisbolista, El Pipa de Ávila (padre), quien de inmediato reunió a una veintena de jóvenes y nos llevó a practicar beisbol al antiguo estadio Rafael Hernández Pardo de la ciudad de Santa Marta. La práctica consistía en solo lanzar pelotas y nosotros las atrapábamos; recuerdo aquella pelota que venía a mi cabeza y no pude atrapar, dándome duro en la frente, de inmediato el entrenador grita, Fernández es el Cátcher (Receptor), no podía creerlo, después de semejante falla y un buen pelotazo, como podía él saber que yo servía para esa posición, al rato se me acercó y me dijo, todos cuando le lancé la pelota a la cabeza, ponían el guante y apartaban la cabeza, pero tú no, tú no la apartaste, tú la dejaste; por lo que no le temes a la pelota, y en esa posición necesito alguien que no le tema a la pelota, ni a un golpe.
Eso pasa con la Palabra de Dios, tenemos que asegurarnos que todas las palabras que vengan para nosotros, hay que atraparlas, así nos toque primero detenerla con la cabeza, con el pecho, con las piernas, con las orejas, con lo que sea; pero por nada dejarla pasar (como el cátcher en el juego de beisbol) que se tira, y le pone el pecho, HAY QUE ATRAPARLA.
Hay una porción de las escrituras que nos enseña este principio, el Evangelio de Lucas capítulo cinco, nos relata la historia denominada “La Pesca Milagrosa”. Lucas 5:4-6 (RVR 1960). Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; más en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.
Te invito a que leas el texto y lo entiendas y apliques de manera literal. ¡A que le tiro Pedro la red? entiéndelo así de sencillo, A LA PALABRA DEL MAESTRO. Lo que Pedro atrapó fue la palabra de Dios, él dijo es para mí, la atrapo y la creo. La palabra del maestro estaba gravitando, había sido lanzada
“echad vuestras redes para pescar”, no era para intentar, no era para probar, no era para tantear, la palabra tenía un propósito, ¡las redes van a pescar!, ya los peces tenían las instrucciones de llenar esas redes cuando fueran lanzadas, obedeciendo a su creador.
La pesca milagrosa sucedió cuando el apóstol Pedro atrapó la palabra, la hizo suya, la creyó; Pedro atrapó la palabra, y la palabra llenó las redes, la palabra cumplió el propósito por la que fue lanzada.
En el principio Dios lanzó la palabra, hágase la luz, y la luz fue hecha, tan solo hablaba y surgieron las galaxias, los planetas; la palabra lanzada tenía PODER CREADOR ilimitado, todo lo existente y aún la nada obedecía a su creador; la palabra gravitaba hasta cumplir su propósito, nunca volvía vacía.
De la misma manera debe pasar en nuestras vidas, toda Palabra que Dios lance para ti, ATRÁPALA que tiene vida, ATRÁPALA que cumplirá su propósito, ATRÁPALA, no la dejes pasar, no la dejes caer, ponle el pecho, ponle la frente, ponle el alma, y hazla tuya; que ya Dios le dió instrucciones a los cuervos, a los peces, a la tierra, al aire, a los mares, a los hermanos, a la economía, a los bancos, a las empresas, a los gobernantes, a todos los recursos del universo, a toda su creación, que la cumplan. Nos corresponde hacerla nuestra, atraparla; la palabra seguirá gravitando y llegado el tiempo se cumplirá; ATRÁPALA QUE ES VIVA Y EFICAZ
Mateo 19:26: Para los hombres eso es imposible, pero para Dios TODO es posible”
Ps. Luis Daniel Fernández Rivera.
2 respuestas
Me gusto la reflexion deja mucha enseñanza la fe es lo unico que tiene el hombre como digo yo sin fe no hay nada que se mueva a favor de uno
Bonito y muy cierto el mensaje Ojalá Dios JEHOVÁ nos de sabiduría y voluntad para entender cumplir y predicar su palabra